martes, 5 de febrero de 2013

Spring is comming

Mi vagina y mis hormonas se han enamorado de un jordano que pasea de vez en cuando por el bar, gritándole a la pantalla cuando juega el Barça y sonriéndome con cara de vicioso tímido cuando me pide un botellín de Heineken. Es muy árabe. Muy moreno, siempre con barba de tres días y ojos de descendiente de viajeros del desierto. Mi corazón sigue estando en su sitio, tranquilo y feliz como siempre, sin ninguna necesidad ajena a pasar un día de calidad a la semana mirando al ya seleccionado con cara de "es imposible que nadie me haga tan feliz como tú". Pero me pregunto cómo debe ser que te menten a Alá en la cama, como un "oh, my god" de película porno medio-oriental.