Cuando una persona te acaricia nunca sabes hacia dónde continuará acariciando, sientes su respiración en el cuello, en la oreja. Sus manos van viajando a lo largo y ancho del cuerpo, y va buscando escondrijos. Escondrijos, que estimulados te hacen respirar más y más rápido. Y tus manos también van buscando el cuerpo de la otra persona. Y recorres y recorres. Y a partir del placer que una experimenta va acariciando y acariciando, y escuchas con el mismo placer que sientes, cómo la otra persona experimenta lo mismo.
Gemidos de diferente intensidad y velocidad. A más placer, más gemidos. Hasta que llega el orgasmo y tu cuerpo parece que experimenta fuegos artificiales. Y después de terminar una gran sonrisa de felicidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario